A los 20 suele preocupar el acné residual y los brillos. A los 30 la aparición de las manchas o los primeros signos de cansancio. A los 40 el caballo de batalla suelen ser las arrugas y líneas de expresión. Pero es a los 50 cuando la piel tiene unas necesidades únicas que deben ser atendidas de manera holística para conseguir resultados satisfactorios.
Entender las características del rostro llegadas a esta edad es crucial para poder crear una rutina adecuada que minimice los efectos del paso del tiempo. Numerosas celebrities son el ejemplo de que nunca lucir los 50 han sentado tan bien, pero ¿Sabes cómo conseguirlo?
A los 50 los frentes que requieren atención se han incrementado. Quizá sientas que los cambios han sido de la noche a la mañana, pero venían fraguándose lentamente en las capas más profundas de la piel. Esta suele acusar mayor deshidratación y sequedad, sensibilidad cutánea, opacidad y tono cetrino, textura seca y frágil, flacidez y arrugas complementadas con líneas de expresión.
A parte del paso natural del tiempo, en este proceso tiene mucho que ver el descenso en el nivel de estrógenos que se produce en la menopausia, lo que conduce a que la piel no pueda protegerse por sí misma, mantenga su hidratación o produzca colágeno como solía. El descenso y degradación del colágeno y elastina suele traducirse en pérdida de densidad cutánea, con la consiguiente aparición de arrugas y flacidez, especialmente alrededor de la boca y la barbilla.
Además, las pieles maduras suelen sufrir la pérdida natural de lípidos, como las ceramidas, los ácidos grasos y el colesterol, lo que contribuye a que sufra inflamación, deshidratación y desprotección frente a los agresores externos.
Como resultado, al disminuir la cantidad de estrógenos y lípidos, el pH natural de la piel comienza a hacerse más alcalino, especialmente cuando nos movemos hacia los 60. Esto afecta de nuevo a la función barrera, fomentando la sequedad y sensibilidad.
No existe un solo producto que pueda solucionar todas sus necesidades, solo mantener una rutina completa hará que se sienta y vea mejor.
Embellecer su apariencia significa combinar diferentes acciones:
Para satisfacer todas estas necesidades se recomienda apostar por texturas con base de aceite, desde el limpiador al sérum. Además de aportar hidratación y nutrición, los aceites respetan la delicada y seca piel en los 50. Incluso los exfoliantes pueden tener aceites en su composición, pero es importante no olvidar la necesidad de eliminar suavemente las células muertas acumuladas, ya que suele ser un error común asociado a la tirantez o delicadeza que se siente en esta etapa. Apostar por exfoliantes suaves no solo favorece la renovación celular, sino que también unifica el tono y permite una correcta actuación y penetración del tratamiento posterior.
En general se debería optar por formulaciones más lipídicas, enriquecidas con aquellos activos que ayuden a combatir los efectos de la pérdida de colágeno y elastina para dar soporte a la epidermis. Busca estos ingredientes en tus productos, especialmente en la fórmula de tu crema de noche a partir de los 50:
Si aún dudas qué cremas son las recomendadas a partir de los 50, La Provençale te lo pone fácil con una rutina de cuidados muy sensorial: